Las cosas irían muy diferentes. En cuanto vea a lo lejos un moño de choni, destellándome sus aros y sus oros, correría hacia una de ellas, me avalanzaría sobre aquel ser indigno, rompiéndole, en el suelo una costilla, a ser posible dos, y la imputaría una sanción de esas que solo sirven para recaudar impuestos.
Si veo una gente haciendo botellón, y no son chinis ni bacalas (cosa que en Fuenlabrada es imposible), le díría que el botellón está prohibido, pero que en ese lugar de allí la policía no pasa.
Hasta el bacala tiene derecho de otorgarme el "regalito", para que no sea sancionado.
Y bueno, todo el mundo sabe que haría yo con la porra esa.
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