11 noviembre 2010

Aseos Comtemporaneos

Recordando el taller de música contemporánea, más bien, silencio contemporáneo, recordé aquél día que fui al museo de caja Madrid, o de algún banco de estos. estaba viendo cuadros que no entendía muy bien, al principio creía que era para dar ambiente antes de que nos mostraran los cuadros de verdad. Tras comprenderlo, de la ilusión me entraron ganas de hacer necesidades acuosas, así que, me dispuse a ir a los baños.
Allí, me dio mucha vergüenza hacerlo, aunque me encontraba solo ¿Por qué?, porque más que urinarios, parecía un lugar en los que los hombres exponían la trompa a los demás (¿os imagináis?). Al terminar, la gran visual artística de los baños me dieron unas ganas terribles de tirar de la cadena, pero, por mucho que buscaba no encontraba el botón, al final, lo dejé por imposible, pero menudo susto el que me metí cuando, al apartarme, la cadena sonó fuerte.
Antes de lavarme las manos, me quise fijar en los retretes, ¡menos mal que mis ganas de plantar pinos! Estaba satisfecha!, pues el agua del retrete estaba a escasos centímetros de donde debiera estar el trasero, imaginaros la situación del pobre aventurero que deseoso de terminar su misión, véase el culo mojado.
Las manos.
Tardé como medio minuto en deducir que el chisme que provoca que salga agua del grifo estaba escondido detrás, y otro minuto en traducir las instrucciones del secador al castellano actual, y, viendo la ineficacia de este, cogí "papel del culo" para terminar de secarme las manos y, por fin, mi travesía por aquellos inhóspitos ataúdes esterilizados.

No hay comentarios: